Stargazing, 2007
Instalación, medidas variables
Stargazing, 2007
Instalación, medidas variables
Putting the piece back together, 2007
Instalación, medidas variables.
Putting the piece back together, 2007
Instalación, medidas variables
Horse Shoes Short, 2007
Video, 3'33''
Marble Hunting, 2007
Video, 3'49''
Primera exposición en España de la artista norteamericana Janelle Iglesias, cuya obra se crea en solitario o bien formando pareja con su hermana Lisa, bajo el nombre de Las Hermanas Iglesias. El título nos remite directamente al material de que sus obras están hechas y que no es otro que todos aquellos objetos que se abandonan por inservibles o que la propia naturaleza desecha. Los tamaños de las piezas que trabaja son los que caben en la mano o bien los que hacen sentir que se puede estar dentro, ser habitados o, más bien, montados. Nunca se queda a mitad de camino. En su realización sigue una serie de pasos como situarse en el lugar –física y emocionalmente-, buscar , coleccionar y reaccionar a esas experiencias enfrentándose al entorno. Finalmente juega con los objetos encontrados in situ, en este caso, no sólo en la calle, sino buscados en el mercadillo de La Rosaleda, en los chinos, la ferretería, tiendas de ultramarinos de la zona, como la Manzana de Oro y Udaco Norte, o cedidos por el montador o el personal de la galería. A todo esto se suman otros que trajo en su equipaje desde Estados Unidos, muchos de ellos “recolectados” en una playa de Nueva York, cuya belleza natural, incluidas las conchas y caracolas que el mar deja en la orilla, contrasta con el vertido de residuos que durante años ha ido depositando en la costa multitud de piezas de todo tipo, de entre los que la artista siente preferencia por los pedazos de vidrio y en especial de cerámica, pero también hacia otros, alterados por la acción del agua marina y los agentes atmosféricos, que ella transforma definitivamente.
De su encuentro con la ciudad de Málaga resalta dos sensaciones impactantes: la de las grúas del puerto, que la llevaron a crear la estructura de escaleras, y el cielo limpio, azul intenso que descubrió algunos días después de su llegada durante los lluviosos días con que este invierno no está regalando, de la que es fruto las instalación con la nube y los cielos recortados de postales.
Su interés por los objetos se explica por la capacidad para contar historias de forma tangible que albergan, despertándole una gran curiosidad su inclinación por unos más que por otros. También se pregunta por qué guardamos cosas que no funcionan que no usamos nunca y por qué dejamos otras en la calle. Además, mucho de lo que ella ha percibido y aprendido de la familia de sus padres -noruega y dominicano- y de sus raíces proviene de la contemplación de los objetos de su casa de Queens, barrio multicultural por excelencia, llevados allí por sus progenitores u otros parientes.
Janelle Iglesias encuentra en los pequeños objetos cotidianos la poética de la vida diaria. Influenciada por el pensamiento de Gastón Bachelard, sus pretensiones están lejos de un discurso grandilocuente y retórico, tratando de atrapar su propia cultura en sus fenómenos menores. La Poética del espacio del filósofo francés define la casa en tanto que imagen poética, morada de recuerdos y olvidos, que se nutren de objetos corrientes, portadores de emociones asociadas a vivencias, que pueden proyectarse más allá de su mera funcionalidad. En consecuencia, establece cómo la función fenomenológica de la imagen poética es la sublimación que se opera en ellos, propiciando su apertura al lenguaje, un recorrido de dentro a fuera. Causalidad de lo pequeño en cuanto que es “una puerta estrecha que se abre al mundo”.
La grandes instalaciones, con las que crea unos microentornos inspirados en la arquitectura animal y en las máquinas fabricadas por el hombre y que ella cataloga como una extensión del realismo mágico, combinando lo que simultáneamente podría considerarse fantástico, común, natural y doméstico, pertenecen a una serie de trabajos que llama Bowerbirds installations, ninguno igual a otro. El macho de estas aves de emparrado construye unos increíbles nidos sin otro objeto que atraer a las hembras, recogiendo materiales de todo tipo en las áreas urbanas de los alrededores, dependiendo el resultado final de los que encuentra en la proximidad del lugar escogido como asentamiento. Curiosamente cuanto menos atractivo es su plumaje mayor es su habilidad y sensibilidad creativa.
Las máquinas y creaciones cinéticas de Jean Tinguely, entroncadas con la tradición Dadá del ready made, del collage y del absurdo, –recientemente homenajeado en una exposición de la Tate de Londres con una antológica de sus trabajos tempranos y la relectura que de ellos hace el escultor británico Michael Landy, uno de los artistas más radicales de los YBAs- están en buena parte de su repertorio referencial. Asímismo lo está en cuanto a la dinámica de trabajo Gabriel Orozco, con sus gestos y su trabajo en el vagabundeo de las calles, donde recoge buena parte de los materiales. Ambos comparten este sentimiento con el movimiento povera.
Las pequeñas esculturas que acompañan la instalación son parte de otro proyecto en marcha, llamado Botle Beach, están hechas de conchas y piezas de cerámica, cristal, piel, cubiertos, etc, recogidos en la playa, mezclados entre si y que mantienen una fuerte y estrecha relación con sus instalaciones, de hecho son casi diminutas estructuras arquitectónicas. Pablo Neruda, uno de sus referentes literarios fue un gran coleccionista de conchas y caracolas, descubriendo en ambas el placer de “su prodigiosa estructura”. Las Odas Elementales del poeta chileno – a los calcetines, a un reloj, al caldillo de congrio....-han sido una de sus fuentes de inspiración y refuerzo.
Janelle Iglesias, formada como antropóloga y en la música, descubre el papel del arte y de los artistas en la sociedad durante un viaje a Sudáfrica para asistir a un programa llamado Jornadasd de Reconciliación que Desmond Tutu inició con la colaboración de la Universidad Emory. Allí estudió diferentes lugares del mundo que trataban de desarrollar estrategias de reconciliación mediante el diálogo y la comunicación de sus respectivas experiencias. Entonces pensó dedicarse a la producción cultural más allá del estudio de las culturas, una vez aprendió la utilidad del arte para el movimiento anti-apartheid y cómo era una herramienta importante para la comprensión mutua entre los pueblos, compartiendo puntos de vista, asimilando lo que les ocurría y cuestionando las situaciones establecidas, con la finalidad de cambiarlas mirando al futuro. El lugar privilegiado del artista en estas situaciones se justifica por sus dotes de seducción y convicción creando aquellas obras capaces de conseguir lo que Janelle Iglesias aprendió en Suráfrica.
I.H.
© 2011 Isabel Hurley