PASADAS
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OFF LINE 30 abril - 20 junio, 2009
  • A ras de piel

    A ras de piel, 2009

    Instalación y performance. Dimensiones variables.

  • White veil

    White veil, 2008

    Vídeo, 2' 22''

  • A ras de piel (detalle)

    A ras de piel (detalle), 2009

    Instalación y performance. Medidas variables.

  • Veiled 1

    Veiled 1, 2009

    C-Print sobre dibond, 150 x 77 cm.

  • Neuronal suite

    Neuronal suite, 2011

    Técnica mixta, 60 x 60 cm. (x 9)

  • Neuronal suite (detalle)

    Neuronal suite (detalle), 2009

    Técnica mixta, 60 x 60 cm. (x 9)

  • Offline (La historia de Nastagio degli Onesti)

    Offline (La historia de Nastagio degli Onesti), 2008

    Vídeo, 6' 00'' Ed.3 + PA

  • Offline (La historia de Nastagio degli Onesti)

    Offline (La historia de Nastagio degli Onesti), 2008

    Vídeo, 6' 00'' Ed.3 + PA

  • Hurted shadow

    Hurted shadow, 2009

    Técnica mixta, 200 x 200 cm.

  • Overlay I

    Overlay I, 2009

    Técnica mixta, 60 x 60 cm.

  • A ras de piel

    A ras de piel, 2009

    Insatalación y performance. Medidas variables.

  • Veiled 1

    Veiled 1, 2011

    C-Print sobre dibond, 100 x 75 cm.

HOJA DE SALA

Off Line, primera individual de Elena Rendeiro en Málaga, en sus palabras “es aquello que permanece oculto en la sombra”. La traducción del inglés “entre líneas”, remitiría a lo que se intuye pero no se ve. De Del Sublime, clásico de la Estética, dice Eco (La definición del arte), se extrae que tal categoría reside en lo inefable, algo que no se muestra en el tejido de la obra analizada, que sólo suministra la trama que lo explica, de naturaleza emotivo-intelectual, siendo en los intersticios de ambas realidades donde lo encontraremos. En el caso que nos ocupa, la artista desea mostrar no sólo su sombra individual, ni la sombra colectiva con otros “yoes”, sino la de aquello que no tiene voz. Azorín definió el cine como lo que quedaba en los entreactos.

En Off Line, se trabajan conceptos en diferentes planos sensoriales y de profundidad analítica, físicos y metafísicos. Para ello, la artista elige como hilo conductor en lo visual la piel, representada por los pantys de nylon, especie de segunda piel para las piernas femeninas. Juan Antonio Ramírez en Corpus solus conviene en que “la ropa se adhiere al cuerpo y es, por ende, su doble y su metáfora. Habla elocuentemente de aquello que envuelve, pero también sirve para eludirlo o escamotearlo” –al respecto es muy interesante el tratadito Camuflaje de Maite Méndez-; continúa: “La ropa es el cuerpo y viceversa.”

Según Jung (Mysterium conjuctionis), la sombra hay que descubrirla, identificarla y dialogar con ella amigablemente. Influido por la filosofía del Tao, está convencido de que el nuevo Hombre, el ser integrado, surge de la unión del Ying y el Yang, lo visible y lo invisible. Los opuestos también son complementarios: “Todo es doble, todas las verdades son medias verdades, pueden reconciliarse todas las paradojas” (Hermes Trismegisto). El sueño es la sombra -factor invisible que actúa todo el tiempo- y complemento de cada uno y por medio de nuestros sueños podemos entrar en conocimiento de los aspectos de nuestra personalidad. El contacto con la sombra es imprescindible para aprender a conocernos. La sombra es una puerta estrecha en cuyo tránsito se sufre el angostamiento ineludible para experimentar el otro que hay dentro de nosotros mismos; la sombra también consta de factores colectivos que entroncan fuera de la vida personal del individuo.

El dolor, el sufrimiento, como práctica de iniciación para el conocimiento y también la desnudez y continuo retorno en el tiempo, justifican la referencia en el video y tríptico confrontados a la historia del Nastagio degli Onesti, octava de la quinta jornada del Decameron, a través de las tres tablas de Botticelli del Museo del Prado, Encargo de Lorenzo el Magnífico para regalo de boda, que se destinaron a integrar una spalliera, revestimiento mural con doble función, decorativa y como elemento coadyuvante a mantener la temperatura. “El infierno de los amantes” cuenta la espeluznante historia del amante suicida tras el rechazo, condenado al morir por ello, como su amada esquiva, encontrándose en el castigo como verdugo y víctima, respectivamente, en un interminable ritual de caza en la que el caballero, tras la persecución y alcance de su presa, le arranca el corazón y se lo echa a los perros. Historia secundaria, a modo de visión fantasmal, que el protagonista de la historia principal presencia cuando en la soledad de un bosque intenta mitigar la pena y el despecho de su propio rechazo y, a la vez, remedio persuasor para su dama, quien tras contemplar el terrible destino eterno de la otra mujer insensible al amor de su pretendiente, accede al matrimonio con Nastagio. La alusión a la historia de Bocaccio solo se legitima en los presupuestos antes citados, para nada en la “rostricidad” deluziana del canon femenino, deja claro la artista; si bien no deja de evocarnos, en una especie de deja vú alegórico, la cotidianidad y la reiterada sucesión de dramáticos episodios contra mujeres, en otra noria infernal. Stanley Kubrick, en la Naranja mecánica, recurre a un método de disuasión similar, aunque apelando a diferentes reacciones, para eliminar la violencia en un sujeto.

El mito de Prometeo -titán que robó el fuego a los dioses, por cuyo delito éstos lo condenan a ser devorado eternamente en sus entrañas por un buitre-, que Esquilo identificó con el nacimiento a la conciencia, para Unamuno representa el alumbramiento de la razón, simbolizada por el ave carroñera –en Hesíodo un águila-, a la imposibilidad de creer en una inmortalidad consciente; Prometeo sería el símbolo de la conciencia del hombre y su afán de conocimiento e inmortalidad. Sin embargo, la razón no serviría para apresar la realidad del hombre, sino el mito y la poesía, la “fantasmagoría”, forma de conocimiento que mana de otra fuente que no es la pura razón, más bien es el ensueño mitológico y el mito, reveladores de una verdad inefable, irracional. De igual forma, el mito de Sísifo, quien para evitar la muerte secuestra a Thanatos y engaña a Hades para salir del Inframundo, a cambio de subir una vez tras otra, hasta el fin de los tiempos, una pendiente ladera con una roca en su espalda, es para Welckler imagen de la lucha del hombre por alcanzar la sabiduría. A los ojos de Homero, Sísifo fue el más prudente de los humanos.

El continuo retorno en el tiempo está también presente en la mitología egipcia en el perpetuo periplo circular de Ra por el diurno universo de la luz y el nocturno de la sombra, con el sentido de renovación al comienzo de cada trayecto solar. Nietzsche lo adapta al eterno retorno, con idéntica sobrevaloración del cenit solar, el mediodía, y fundamenta en ello la tesis de la destrucción de la finalidad de la historia.

En uno y otro caso, se repite la concepción del tiempo como una noria donde todo sucede con un ritmo de repetición que mantiene una cierta regularidad en su frecuencia. La obsesión por el tiempo en Elena Rendeiro se basa en su imposibilidad de medirlo, su incredulidad ante una noción convencional del mismo, de la que carece. En el video Off Line, de forma reiterada y en varios momentos, hasta tres, que se simultanean, de ahí la superposición en transparencias de la imagen, una mujer se introduce parcialmente en la instalación de los pantys, en un ejercicio de introspección, de búsqueda de su inconsciente, de su otro yo, de su sombra. Asimismo en la performance, de igual nombre, y en las fotografías de la mujer que ha cubierto su cabeza con las medias, se refiere a la introspección analítica, como sucedía con las “ropas y máscaras sensoriales” de Ligia Clark, a través de las que descubría su espacio interior y también el exterior y con las que mediante diferentes formatos persiguió la creación del “cuerpo colectivo”; volviendo al libro de Juan Antonio Ramírez, que descubre en el traje la facultad de “hacer factible en el ámbito metafórico del arte lo que no parece posible en el de la estricta realidad carnal”. Por otra parte, “la vieja piel que abandonan las serpientes, símbolo de una existencia anterior que se renueva al llegar al fin de un ciclo vital” tendría su correspondencia en la ropa desechada al desnudarnos cada noche: “Desvestirse equivale a una resurrección o, más exactamente, a una metamorfosis”.

La desnudez en el trabajo de Rendeiro apela a lo auténtico, a lo que no se oculta ni reprime. La piel es el único vestido, traspasable, escrutable en todos los estratos posibles y necesarios para encontrar aquello que se busca, tras la eliminación de todo obstáculo para acceder al insondable y abismal subconsciente, a la sombra.

El resto de piezas de la exposición, unos cuadros a base de técnica mixta y pantys sobre madera, son el resultado de su investigación, tanto del empleo de este material, como en el terreno de la redefinición de la pintura, buscando nuevos marcos y límites. La piel continúa de leit motiv y por las mismas razones. La conexiones de concepto con el surrealismo se evidencian en la representación del interior del cuerpo, hasta en sus pensamientos, descubriendo el último refugio de la sombra y los sueños: las sinapsis cerebrales de la Neuronal suite, políptico suspendido. La gran pieza de la entrada, muy escultórica, petrifica la espuma de un mar negro, que se entrevé en los huecos que dejan los pantys, a modo de girones de piel.

Los sentidos y su interconexión y superposición, incluso con diferente carga informativa, los diferentes planos sensoriales, constituyen el pilar de la obra de Elena Rendeiro, cuya poética destila sensibilidad y firmeza, en un hacer multidisciplinar en formatos y con una estética que algunos encontrarían próxima a lo neobarroco, por la deconstrucción simbólica y de facto de las imágenes, por el carácter escenográfico de la puesta en escena, la multidimensionalidad, la importancia de lo visual o lo sobrecogedor del montaje.

Rendeiro coincide con el poeta japonés Junichiró Tanizaki en que: “...lo esencial está en captar/el enigma de la sombra”







 

© 2011 Isabel Hurley