17 de octubre – 24 de octubre de 2025
Danza para el murciélago que quiso ser abanico
Paloma de la Cruz
17.10 – 24.10.2025
Duración: 25´
Danza para el murciélago que quiso ser abanico, de Paloma de la Cruz, es una performance inédita, creada expresamente para la ocasión, y se ofrecerá también en ambas modalidades, la actuación en vivo y la filmación de esa escenificación presencial. Esta obra incorpora una pieza de cerámica y textil, que aporta un peso expresivo y un significante equiparable al del propio cuerpo de la artista, y será «vestirá» por ella durante la ejecución en directo.
En todas ellas se hace patente la superación del debate entre la experimentación directa de la performance y la danza, por un lado, y el visionado en sus registros filmados por el otro, lo que se remonta a las prácticas artísticas que en estos contextos de danza y performance tienen lugar a partir de los años 60, alumbrando un nuevo ámbito «intermedia». La filmación del cuerpo en movimiento da lugar a un relato en relación a ese cuerpo y ese movimiento, y de ambos en la que establecen con el espacio donde transcurre la acción, completamente diferente del que se obtiene en el ámbito presencial. Por otra parte, los dispositivos de registro posibilitan tomas y facilitan distancias casi imposibles de ser percibidas en el directo. En el caso de MALPAÍS, Juan Carlos Robles parece abrir una especie de «mise en abyme», siendo él mismo quien se pone detrás de la cámara filmando al otro performer que, asimismo, lleva otra cámara sujeta a su cuerpo en sentido inverso, en una acción que a su vez es filmada por un tercero.
En el origen de todo ello están ciertos ejercicios creativos experimentales de las vanguardias históricas, que tratan de superar la división entre las diferentes disciplinas artísticas, más allá de las plásticas; caso de la arquitectura, el baile, la música, la literatura y la reciente cinematografía. Y asimismo, eliminando la auto referencialidad de la obra, disipar la separación existente entre arte y vida; arte y sociedad.
A través de estas cuatro obras vemos cómo los artistas se posicionan ante la posibilidad de trasvasar las disciplinas que les son propias, explorando cómo pueden evolucionar en sus desplazamientos hacia otra u otras menos familiares pero que les permiten una expresión, si no más completa, sí diferente, enriquecedora y renovadora.
Probablemente sea este el acontecimiento que mejor define la escena artística contemporánea, cada vez mas vinculada al contexto intermedial.
*Proyecto desarrollado en el marco de las residencias #Ey!MAD 2024 en @eystudio
Imagen cedida por @eystudio_
OTOÑO DE PERFORMANCE
Danza para el murciélago que quiso ser abanico
Paloma de la Cruz
17.10 – 24.10.2025
Duración: 25´
Es una performance que nace del cruce entre mito, cuerpo y sonido. Inspirada en la leyenda oriental que atribuye la invención del abanico plegable a las alas de un murciélago, la pieza reinterpreta este gesto ancestral a través de unas “alas” construidas con cerámica negra. Cada fragmento, de formas florales, se cose entre sí creando una arquitectura corporal que se despliega y repliega como el abanico. En escena, el movimiento transforma el objeto en extensión del cuerpo, y el sonido de la cerámica al chocar se convierte en un latido rítmico. La danza se convierte así en un ritual contemporáneo donde la memoria del abanico dialoga con la fuerza, la tensión y el ritmo del flamenco
Por medio de estas cuatro performances se configuran narrativas de resistencia colectiva-testimonial, romántica-distópica y de subjetivación, dentro de un potente escenario discursivo.
MALPAÍS, de Juan Carlos Robles y Guillermo Weickert, se presentará en formato videográfico, de videoinstalación en tres canales a modo de versión de una magna obra performática, cuya puesta en escena integral requiere de unas dimensiones espaciales y de una infraestructura técnica que supera con creces la capacidad de una galería de arte. Posiblemente se trate de una de las creaciones mas ambiciosas en este ámbito de cruce entre performance, danza y otras disciplinas.
City Dance (danzando la ciudad), de Ana Sedeño Valdellós, es clasificada por la artista como videodanza. El marco de desarrollo de esta obra es la propia ciudad, determinadas áreas urbanas con las que pone en relación su cuerpo a través del baile. El montaje de esta obra despliega una dinámica que enfatiza el movimiento danzístico de la creadora, ya que pasa de la imagen a pantalla completa a la división de esta en tres franjas verticales en las que se enfrentan de manera simultánea varios tiempos de la acción. Por otra parte, incorpora conceptos como el de «lugar» y prácticas afines a la deriva situacionista y el conceptual del mapeo..
Bailar la periferia. De la seguidilla a la bachata, de Delia Boyano, es una performance multimedia, que incorpora una pieza de video y varios objetos entre escultóricos y accesorios de indumentaria que la artista usará sobre su cuerpo en diferentes momentos de la pieza. Tendrá carácter presencial el primer día, y la siguiente semana será presentado mediante el registro videográfico hecho durante la puesta en escena en el espacio de la galería.
Danza para el murciélago que quiso ser abanico, de Paloma de la Cruz, es una performance inédita, creada expresamente para la ocasión, y se ofrecerá también en ambas modalidades, la actuación en vivo y la filmación de esa escenificación presencial. Esta obra incorpora una pieza de cerámica y textil, que aporta un peso expresivo y un significante equiparable al del propio cuerpo de la artista, y será «vestirá» por ella durante la ejecución en directo.
En todas ellas se hace patente la superación del debate entre la experimentación directa de la performance y la danza, por un lado, y el visionado en sus registros filmados por el otro, lo que se remonta a las prácticas artísticas que en estos contextos de danza y performance tienen lugar a partir de los años 60, alumbrando un nuevo ámbito «intermedia». La filmación del cuerpo en movimiento da lugar a un relato en relación a ese cuerpo y ese movimiento, y de ambos en la que establecen con el espacio donde transcurre la acción, completamente diferente del que se obtiene en el ámbito presencial. Por otra parte, los dispositivos de registro posibilitan tomas y facilitan distancias casi imposibles de ser percibidas en el directo. En el caso de MALPAÍS, Juan Carlos Robles parece abrir una especie de «mise en abyme», siendo él mismo quien se pone detrás de la cámara filmando al otro performer que, asimismo, lleva otra cámara sujeta a su cuerpo en sentido inverso, en una acción que a su vez es filmada por un tercero.
En el origen de todo ello están ciertos ejercicios creativos experimentales de las vanguardias históricas, que tratan de superar la división entre las diferentes disciplinas artísticas, más allá de las plásticas; caso de la arquitectura, el baile, la música, la literatura y la reciente cinematografía. Y asimismo, eliminando la auto referencialidad de la obra, disipar la separación existente entre arte y vida; arte y sociedad.
A través de estas cuatro obras vemos cómo los artistas se posicionan ante la posibilidad de trasvasar las disciplinas que les son propias, explorando cómo pueden evolucionar en sus desplazamientos hacia otra u otras menos familiares pero que les permiten una expresión, si no más completa, sí diferente, enriquecedora y renovadora.
Probablemente sea este el acontecimiento que mejor define la escena artística contemporánea, cada vez mas vinculada al contexto intermedial.
Fotogramas
