En el contexto de un mundo dominado por la inmediatez, el ahora, lo digital y la producción masiva, la inclusión de la artesanía y sus técnicas en el arte contemporáneo es una realidad, incluso una forma de resistencia y una práctica igualmente de pensamiento. Los artistas de esta muestra, María Alcaide, Natalia Castañeda, Ariamna Contino & Alex Hernández, Paloma de la Cruz, Fuentesal Arenillas, Paula García-Masedo y Leonor Serrano Rivas tienen en la manualidad una práctica que se convierte en un lenguaje político, una forma de conocimiento y un nuevo lenguaje.
La artesanía, históricamente relegada a lo doméstico, a lo femenino o lo utilitario, ha sido resignificada por estas creadoras como un pensamiento corporal y material. Tejer, bordar o modelar son actos que contienen memoria y experiencia, modos de saber que sobresalen de las categorías tradicionales del arte. Estos artistas rescatan el hacer manual no como imitación de lo antiguo, sino como un gesto contemporáneo que activa nuevas narrativas, nuevos lenguajes sobre lo común, la identidad, el juego y el territorio.
Paula García-Masedo centra su obra El Lugar de las Fuerzas, en los materiales humildes y los saberes invisibles del trabajo manual. Su interés por lo cotidiano y lo frágil la lleva a utilizar lino y plantas para realizar papel artesanal cuestionando la jerarquía entre arte y artesanía. Dejadas reposar como si de una manera artesanal se tratara y modelada con las manos, se articulan como resultado de una fuerza que conecta con el territorio
Leonor Serrano Rivas explora en su obra coreografías ancestrales. El modelado se transforma en movimientos que resisten la desaparición. Vincula arte, arquitectura y performance, convirtiendo los oficios en un archivo vivo de saberes corporales, donde la técnica es también una forma de memoria y relato. Su poética reactiva la dimensión ritual del trabajo manual, donde cada gesto deviene danza y narración. A modo de envoltura de lo que contiene Carcasa se podría también tomar como un receptáculo que recubre y proyecta un interior enfatizando la relación entre fuera y adentro.
Fuentesal Arenillas en sus obras proponen una artesanía expandida basada en la experimentación, el juego y el error. Sus esculturas e instalaciones, realizadas con madera y tejidos, surgen de procesos donde el pensar y el hacer son inseparables. En su práctica, el material dialoga con el cuerpo, se resiste y obliga a improvisar, revelando lo artesanal como un proceso vivo y abierto, más cercano a la exploración que a la técnica dominada.
En la obra de Ariamna Contino & Alex Hernández, el papel recortado funciona como un bordado y como un instrumento de cartografía social. La estadística juega un papel decisivo. Trasladan al arte elementos de la ciencia transformando datos y problemáticas en imágenes que visibilizan lo que las cifras ocultan. Un trabajo que deviene de estaciones climáticas y que politiza la manualidad al convertirla en herramienta crítica y de memoria colectiva, frente a la abstracción de los discursos oficiales.
Paloma de la Cruz aborda la cerámica desde la intimidad y el cuidado. Sus obras, construidas mediante piezas cerámicas cosidas, actúan como genealogías sensibles donde se entrelazan memorias femeninas, afectos y territorios. Refugio y archivo. La manualidad aparece aquí como una práctica de vínculo y reparación.
Por su parte, María Alcaide utiliza la artesanía desde la ironía. En lugar de idealizar la manualidad, la convierte en un dispositivo crítico que cuestiona las jerarquías del trabajo y del arte. Sus obras textiles abordan la precariedad laboral y la feminización de los oficios. La Romería de los Cornudos parte de un ballet de Garcia Lorca en el que realiza una lectura de una romería en el entorno de Doñana abordando las problemáticas socioeconómicas ambientales y espirituales, mostrando la artesanía como espacio de conflicto más que de armonía. La explotación de los recursos naturales con la explotación laboral. Asimismo, la pieza perteneciente a Cuerpo de Trabajo deviene de la referencia a la representación del trabajo en el folklore con el flamenco como máximo exponente
Finalmente, Natalia Castañeda investiga en Sentires la relación entre cuerpo, tierra y paisaje a través de materiales como barro y cerámica. Su trabajo entiende la manualidad como diálogo con el territorio: moldear o erosionar la materia es escuchar la geología y sus tiempos lentos. En sus “paisajes manuales”, la huella de la mano se confunde con la huella del tiempo, subrayando la conexión entre lo humano y lo natural.
En conjunto, estas artistas expanden la noción de oficio hacia territorios políticos, sociales y sensoriales. En García-Masedo, lo manual articula lo común; en Serrano Rivas, la memoria corporal; en Fuentesal Arenillas, la experimentación lúdica; en Contino & Hernández, la crítica social; en De la Cruz, el cuidado y la genealogía; en Alcaide, la ironía y la denuncia; y en Castañeda, la escucha territorial.
Así, la artesanía deja de ser una técnica marginal para ser protagonista en el mundo contemporáneo del arte. Una reivindicación por parte de estas artistas de la mano como pensamiento y como ética donde cada gesto manual es también un acto de memoria y resistencia.
Alicia Ventura
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