Arrullos y escondites
Eduardo Hurtado

05 de marzo – 23 de abril de 2021

Escondimos cantos rodados

y zarandeamos el bambú esa extraña primavera.

Nos ganamos la confianza de los gorriones.

Fue pestaña sobre hiedra trepadora.

Eduardo Hurtado

Arrullos y Escondites es la primera exposición individual en la Galería Isabel Hurley y en Málaga de Eduardo Hurtado (Valladolid, 1986). Esta muestra reúne algunos de sus últimos trabajos y una selección de piezas revisadas, fundamentalmente escultura y dibujo. En ella, el artista plantea un recorrido por la intimidad del gesto y la idea de un cuerpo sostenido, conceptos siempre presentes en su trayectoria, pero que indudablemente toman otras perspectivas en el contexto actual. Los dibujos son testigos de un viaje y las piezas de suelo resultado de un encuentro. El amor. Un retomar lo íntimo, la respiración y lo pequeño. Un regreso a lo formal y a la ausencia de relato y, sin embargo, un tono, un ritmo y una temperatura concretas…como si esta exposición quisiera ser una canción, la partitura de una nana o el canto de unos pájaros en el jardín.

Las flores tienen su lengua

para los enamorados

Federico García Lorca. Doña Rosita o el lenguaje de las flores

Lo que soporta. Lo que agarra. Lo que abraza. Lo que pellizca. Lo que toca. Allí donde hubo nudos y amarres hoy hay piezas metálicas que atraviesan y penetran. Lo qie fueron cuerpos tendidos en mitad de un bosque en éxtasis, ahora son formas que se pliegan y se repliegan. Donde hubo cuento, relato, narrativa, ahora hay una voz que susurra, un trino, un canto. Dentro, cerca, pequeño ¿Conoces esa historia de quien cayó de sus propias manos en un sueño, porwque alguien invirtió los cristales del mundo, y de esa manera extravió su nombre? (1)

Tras una estancia en el bosque,  algunas de las esculturas que se encontraron con el monstruo (2) y bailaron al son de danzas fantásticas han vuelto al entorno de lo doméstico, a la casa, el hogar. Desde la noción de lo entrañable y lo hogareño, escribe Freud (3), se desarrolla el concepto de lo sustraído a los ojos, lo oculto, lo secreto. Arrullos y escondites. La formación escultórica de Eduardo Hurtado siempre había buscado en esa disciplina la capacidad de sostener. Coleccionando objetos de uso cotidiano encontrados en mercadillos y tiendas de viejo, los objetos se recomponían con los cuerpos de otros mediante ataduras y nudos. Ahora sólo se sostienen unas sobre otras como la maroma sujeta al funambulista genetiano, tocándose. El ejercicio reflexivo que desplaza al sujeto hacia un lugar entremedias. Tocarse los unos a los otros en un intento de dejar de ser y dar paso a lo otro (4).

En este viaje al bosque al lugar de la morada, las esculturas se han desnudado de especias y adornos para encontrarse con otros elementos que pertenecen a la ornamentación de lo doméstico, el jardín y las alfombras. Replegando y plegando, las alfombras se comportan como pequeñas formas en las que habita el tiempo-ahora. Decía Deleuze que “plegar-desplegar ya no significa simplemente tensar-destensar, contraer-dilatar, sino envolver-desarrollar, involucionar-evolucionar.  El organismo se define por su capacidad de plegar sus propias partes hasta el infinito, y de desplegarlas, no hasta el infinito, sino hasta el grado de desarrollo asignado a la especie” (5).

Si las esculturas son fruto de un encuentro, los dibujos, fotografías y pinturas que aparecen en esta muestra son un viaje hacia lo íntimo y lo pequeño. Flores que polinizan y germinan, se esconden entre los setos y brotan sobre el lienzo. Mientras, un canto de pájaros se oye en el jardín. Y “el jardinero cava en otro tiempo, sin pasado ni futuro, principio ni fin. Está en un tiempo en que el día no se divide en horas apresuradas, pausas para el almuerzo ni en el horario del último autobús para volver a casa.  Al caminar por el jardín uno está en ese tiempo, nunca es posible recordar en que momento exacto se ha ingresado en él. El paisaje a nuestro alrededor se transfigura” (6). Como ocurre aquí, entre arrullos y escondites. Una partitura de una nana que conjura el miedo y alerta del peligro con ternura. Duérmete, niño, duerme.

Jesus Alcaide. 2020

(1) Espaliú, Pepe. La imposible verdad. Textos 1987-1993. 2018.
(2) Hurtado, Eduardo. Oh, monstruo. Centre del Carme. 2019.
(3) Freud, Sigmund. Lo ominoso.  Obras completas. 1976.
(4) Conde-Salazar, Jaime. El fulgor (notas para una dramaturgia). Lo tocante. 2018
(5) Deleuze, Gilles. El pliegue. 1989
(6) Jarman, Derek. Naturaleza moderna. 2019

Vistas de la Exposición

Obras